Rud Gullit
en una de sus frases para la reflexión dijo “Un equipo es como un reloj: si
se pierde una pieza todavía es bonito, pero ya no funciona igual”
Esto nos da
a entender la importancia que tienen los jugadores como individuos dentro del
colectivo.
Es
indudable que el fútbol es un deporte colectivo y que el equipo siempre debe
prevalecer frente a lo individual, pero no debemos olvidar que el rendimiento
del grupo pasa por el rendimiento de cada jugador.
Con esto
quiero dar a entender que cada jugador en su persona tiene un doble reto:
- Mejorar como jugador
- Mejorar como equipo
A lo largo
de este artículo quiero hablar sobre ese parámetro de “mejorar como jugador”
¿Puedo mejorar como jugador? ¿Qué debo hacer? ¿Cómo debo hacerlo?
Todos
sabemos que existen muchos elementos que pueden repercutir en la mejora y el
rendimiento de un jugador, pero hoy quiero focalizar la atención sobre los valores como elementos de mejora
Compromiso,
esfuerzo, sacrificio, perseverancia, ilusión… son valores que posibilitarán un rendimiento
eficaz y una mejora cualitativa en los jugadores.
El compromiso implica muchas acciones,
unión, respeto, identificación… Cuando hablamos de compromiso hablamos de
respetar un vinculo, de entregarse en cuerpo y alma a un contrato con una
persona, una entidad o con uno mismo.
Los
jugadores que desarrollan el valor del compromiso desarrollan paralelamente la
capacidad de concentración, permitiendoles abstraerse de elementos externos que
obstaculicen su progresión.
El esfuerzo es la capacidad enérgica del
cuerpo o espíritu para conseguir algo. Los retos que se nos presentan en este
deporte son constantes, la competición contra uno mismo, contra los compañeros
y los adversarios son exámenes diarios en entrenamientos y partidos. En muchos
casos estos retos exigen poner al propio cuerpo al límite y no todo los
jugadores son capaces de hacerlo.
Los
jugadores que son capaces de tener como virtud el esfuerzo espontaneo serán
capaces de avanzar más rápidamente por el camino de la mejora y la eficacia.
Entendemos
por sacrificio a la renuncia o
privación que hacemos por algo o alguien. La vida del futbolista demanda cuidar
la alimentación, respetar horas de sueño, renunciar a ciertas actividades de
riesgo y muchas más situaciones que pueden poner en riesgo mi estado de forma
física y mental.
Los
futbolistas deben convertir el sacrificio en algo positivo, en acciones
normales dentro de su estilo de vida. Intentar no contemplarlos como renuncias.
La perseverancia es la constancia, firmeza
y tesón en la realización de las cosas. En el fútbol se sufren muchas
situaciones, justas, injustas, fortuitas, merecidas… El jugador debe aprender a
que no hay que bajar los brazos en ningún momento, ya que nadie va a venir a
levantarlos por él. Perseverar en el trabajo, el esfuerzo, el sacrificio, la
constancia se puede convertir en uno de los valores más importantes a
desarrollar y asentar por los jugadores que quieren alcanzar un alto
rendimiento en sus capacidades.
La ilusión debe ser el motor de las
personas, creer en lo que se quiere alcanzar partiendo del realismo y el
conocimiento, convierte a este valor en el estandarte de todo individuo y en
consecuencia de todo jugador de fútbol.
Posiblemente
sea el valor más vulnerable, el que más se debilita por el los agentes externos
(lesiones, problemas personales, poca continuidad en el juego, confianza
de entrenadores, dinámicas de equipo,
etc). Debe ser el que más cuidemos,
todos los días podemos descubrir detalles positivos en todo aquello que
nos sucede en los entrenamientos, partidos y vida personal.
Es
importante conocer los límites y la realidad a la que queremos enfrentarnos,
pero jamás debemos caer en el desanimo de dejar de creer en aquello que nos
permite vivir.
La ilusión
es el motor de la vida, aquello que nos permite afrontar los días con
positivismo y disfrutar de todo aquello que nos sucede.
Aunque
parezca absurdo, trabajar los valores nos permitirá mejorar y progresar más
rápidamente. El entrenamiento de estas capacidades es en muchos casos más
importante que un buen entrenamiento técnico, táctico o físico y lo más
importante de todo es que depende única y exclusivamente de UNO MISMO trabajar
y potenciar estas virtudes.
No lo olvidéis
nunca:
“El fútbol es de los futbolistas”